Hoy quiero compartir con ustedes un hermoso cuento de la colección "Leamos con papá y mamá" de editorial norma, 1990, su autor es Helme Heine. Me gusta mucho porque nos enseña acerca de la lealtad, el respeto y el amor entre los verdaderos amigos; que bueno es recordar y poder contar con los amigos con quienes compartimos y vivimos aventuras siniguales.
AMIGOS
Juan Gallo despertaba a los habitantes de la granja todas las mañanas. Pepe Ratón y el gordo Gonzalo le ayudaban a hacerlo, porque los verdaderos amigos se ayudan el uno al otro.
Esa mañana tomaron su bicicleta y salieron a pasear.
Ningún sendero era demasiado pedregoso para ellos, ninguna cuesta demasiado empinada,
ninguna curva demasiado peligrosa, ningún pozo demasiado profundo.
Se detuvieron a descansar junto al estanque, y jugaron al escondite.
Pepe Ratón descubrió un viejo bote varado en la orilla.
Los tres decidieron jugar a los piratas, porque los amigos deciden siempre juntos.
Pepe Ratón tenía el remo, Juan Gallo era la vela, y el gordo Gonzalo hacía de tapón porque el bote tenía un agujero.
Así que zarparon, y durante esa mañana los tres piratas fueron amos y señores del estanque de la aldea.
Pero el hambre los trajo nuevamente a tierra.
Intentaron pescar algo, pero sus estómagos
vacíos hacían tanto ruido que los peces se asustaron y ninguno mordió el azuelo.
Entonces, bajaron cerezas de un árbol y las repartieron: una manotada para Pepe Ratón, una para Juan Gallo y dos para el gordo Gonzalo.
Pepe Ratón estuvo de acuerdo con la distribución pero a Juan Gallo le pareció injusta, así que también recibió las pepas.
El gordo Gonzalo quiso reposar un poco entre la hierba después de comer, y a los otros dos les pareció buena idea.
Cuando el sol se puso,
los tres volvieron a la granja.
Juntos fueron detrás del gallinero, y al lado del barril de agua de lluvia se juraron eterna amistad y decidieron no separarse nunca.
Querían pasar la noche donde Pepe Ratón, pero Juan Gallo se quedó atorado en el hueco de la ratonera.
Entonces decidieron dormir donde el gordo Gonzalo, pero Pepe Ratón tenía un olfato muy muy fino y tuvieron que irse.
Finalmente se treparon al palo de gallinas, pero el palo no resistió el peso de los tres y se partió.
Entonces los tres se desearon buenas noches y cada cual se fue a dormir a su propia cama.
Y en sueños se encontraron nuevamente, porque los verdaderos amigos no se separan ni soñando.
Fin
En verdad espero sus comentarios. Hasta la próxima.
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